Cuentos ideales para leer en las noches frías y desoladas, cuando puedes imaginar que desde remotas tumbas, se alzan las voces de los muertos pronunciando tu nombre. ¡Pero cuidado!... Con cada palabra leída, la temperatura corporal desciende y no hay abrigo que te ayude. Si continúas leyendo y los escalofríos aumentan... tal vez se te hiele la sangre.