Estos cuentos no pretenden sumar más crueldades a las toneladas que circulan entre las naciones llamadas religiosas y pacíficas, pobladas de inteligentes, que no resuelven sus problemas; de originales, que no se animan a expresar su propio estilo; de sensibles, que nunca salen de la nostalgia; de dioses dormidos, que no despiertan a su propia gloria, y de personas muy queridas, todos, sin excepción, incorregibles, aunque con potencialidades múltiples de realización espiritual. Es una obra concebida para disfrutar y compartir. Se ofrece con delicadeza y compasión a los vivos y a los muertos, autores de las incorregibles obras de la humanidad.